Su Hijo
María Félix primero se separó de Enrique Álvarez y tiempo después se divorció de él. El hijo de ambos, Quique, quedó en un principio al cuidado de María pero en una visita que el Sr. Álvarez hizo para ver a su hijo, lo raptó y se lo llevó a Guadalajara sin que María pudiese hacer nada, inclusive ignoraba en dónde se encontraba su hijo.
Ya famosa en el cine, y casada con Agustín Lara decidió recuperar a su hijo, ya que ahora contaba con los medios para hacerlo. Con la complicidad de Agustín se fue a Guadalajara y raptó a Quique, regresaron a México. Conviviendo con su hijo se dio cuenta que los mimos de la abuela paterna, lo tenían hecho un niño caprichoso e indisciplinado, como madre quería para su hijo lo mejor, por lo que decidió educarlo y disciplinarlo aunque tuviese que separarse de él.
María lo envió a diferentes colegios e internados, para terminar de pulir su educación lo envió a un colegio en Canadá que contaba con gran prestigio " The Upper Canada College ".



Cuando las calificaciones de Enrique eran excelentes, ella lo premiaba regalándole algo que el quería y permitiéndole traer un compañero del colegio cuando venía en sus vacaciones en México. Una de esas vacaciones y preguntándole María qué carrera quería estudiar, él le contestó que quería ser actor de cine, ella trató de disuadirlo , pero viendo que él ya tenía bien tomada su decisión le exigió que antes hiciera otra carrera. Enrique eligió Ciencias Políticas haciendo sus estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México, graduándose con altos honores.
Ya con el título en mano expresó su deseo de comenzar una carrera cinematográfica. María le habló de los inconvenientes y responsabilidades que exige el espectáculo, lo aconsejó y apoyó siempre. Con el nombre de Enrique Alvarez Félix hizo una carrera con éxito en el cine, el teatro y la televisión, se convirtió en un buen actor y tenía un público devoto que lo seguía a todas partes reconociéndole así su talento.
Orgullosa del éxito de su hijo, María asistía a las funciones de estreno de sus obras de teatro, develó placas de cientos de representaciones de obras como : "Drácula", " El Hombre de la Mancha ", " Mame ", " El Retrato de Dorian Gray", y muchas otras donde demostró su talento artístico.



En la vida privada eran grandes amigos, hablaban de sus proyectos y los consejos eran de María a Enrique y viceversa. Cuando ella estaba en París, él estaba al pendiente de las casas de México y Cuernavaca. Durante toda su vida Enrique coleccionó fotos, películas, pinturas y cuanta cosa se publicara sobre María Félix, era su admirador numero uno.
En 1992 publicó un libro con fotografías de su madre, el prólogo esta escrito por Octavio Paz y Enrique escribió el epílogo donde con el título de " Una raya en el agua" hace una remembranza de su madre. La mayor parte de las fotos que se exponen aquí en Internet son parte de la colección de Enrique Álvarez Félix. Todo parecía marchar muy bien, de pronto, en Mayo de 1996, un ataque masivo al corazón terminó con la vida de Enrique, para María fue terrible, perdió al hijo, al amigo y a su más grande amor. María viajó desde París en donde se encontraba en esos momentos para venir a despedirse de su hijo.
Murió a las 2:00 de la madrugada del viernes 24 de mayo de 1996 víctima de un infarto agudo al miocardio, en la Ciudad de México, a los 62 años de edad. Sus restos descansan junto a los de su madre en el Panteón Francés de San Joaquín ubicado en la Ciudad de México.

Después de un tiempo María rinde un tributo a su hijo con su nuevo libro " Una Raya En El Agua ", elaborado con la colección de fotografías que Enrique tenía de ella.
Pensando María Félix que ella partiría primero de este mundo como es natural, le escribió una carta de despedida a su hijo, sin imaginar que el destino le cambiaría los planes y sería ella quien despidiese primero a su su heredero, que la vida le prestó tan solo 61 años.
CARTA A ENRIQUE
Mamanina me dejó, antes de partir definitivamente, un pensamiento muy corto que yo nunca olvidé: “No estés triste cuando yo me vaya”. La muerte no es nada, yo he pasado solamente a la pieza de junto. Yo soy yo, Tú eres Tú. Lo que hemos sido el uno para el otro lo seremos siempre. Dame el nombre que siempre me has dado; habla de mí como siempre lo hiciste. Repito, no seas triste. Ríe como lo hacíamos juntos; reza por mí; sonríe, siempre estaré contigo. Que mi nombre sea pronunciado como siempre, alegre. La vida significa todo lo que siempre ha significado. El hilo no se ha roto, ¿porqué seré yo lejos de tu pensamiento simplemente porque estoy lejos de tu vista? Yo te espero; yo no estaré muy lejos, justo del otro lado del camino y, ¿sabes? tengo el sentimiento que nosotros nos veremos alguna vez. No estés triste.
Quique, mi hijo tan, tan querido....
MAMÁ MARÍA

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